
Chávez envÃa tropas para defender a Gadafi... en un sueño
Esta mañana fue muy movida en el Palacio de Miraflores. La confusión comenzó cuando el presidente Hugo Chávez despertó y ordenó a sus edecanes que le trajeran de inmediato un tilo, «como el de siempre: dos bolsitas en una misma taza, burda de caliente, con una bolsita de Splenda y lo que ya-tu-sabes. Con tacitas de la vajilla fina».
Pudimos enterarnos gracias a nuestros informantes dentro del Palacio que ya una vez más relajado, el primer mandatario confesó haber tenido un sueño muy fuerte. «Estaba soñando el mismo sueño recurrente de siempre, que por fin iba a Disney World. Cuando entré en la pelota plateada grandota que tienen ahÃ, adentro habÃa una cosa loquÃsima: era como el estadio de Béisbol de Fuerte Tiuna, pero estaba localizado en una playa en Higuerote. AllÃ, después de lanzar una potente rabo e’ cochino a Genghis Khan, un enano me dijo al oÃdo que habÃan tropas internacionalesque estaban invadiendo Libia.»
Angustiado, el presidente continúo relatando su pesadilla. «Allà mismito, junto al montÃculo, se abrió la tierra y apareció un ascensor OTIS del año 64. Yo pensé que eran cosas del Imperio, algún plan magnicida de esos que inventan, pero adentro en el espejo vi el reflejo de Fidel, que me decÃa ‘móntate que es seguro, mi sangre’. El ascensor comenzaba a subir, subir, subÃa muchÃsimo, todo el tiempo, se veÃa todo chiquitico, desde allá arriba. De repente se frenó, se abrió la puerta y llegamos a la sala situacional de Miraflores, aunque tenÃa la mismita decoración del cuarto donde yo dormÃa, cuando era un carricito allá en Sabaneta. ¡Uno si era pobre, mi hermano! Allà en la sala situacional estaba el Canciller Maduro, Alex Ubago y Rigoberta Menchú, y entre todos decidimos vengarnos de esa afrenta que le estaban haciendo a nuestros hermanos libios. ‘¡Ya mismo me prenden los Sukhoi, me les miden el aceite y me los ponen full, que vamos a ir a defender a Muammar!’ le dije al ministro de Defensa por un teléfono que tenÃa la cara de Hello Kitty.
Después de advertir que el sueño se pondrÃa «muchÃsimo más bizarro», Chávez se armó de valor para relatar la parte final. «Chamo, yo creo que eso fue por haberme acostado anoche sin haber caminado esas morcillas… además, hablé con Giordani antes de dormir. ¿Eh? ¡Pesadilla segura! Ajá, bueno. Agarré el Blackberry y llamé a Obama, para hacerle saber que estábamos allÃ, firmes, al lado del pueblo libio. Lo amenacé: ‘Si guerra quieres, guerra tendrás, negrito’. Allà entramos a una parte nebulosa, se puso todo borroso, como cuando se ponen a hablarme de números en los consejos de Ministros. Recuerdo que a Nicolás le sonó el teléfono, y el repique era la canción de Top Gun. Recuerdo también que salió Berlusconi persiguiendo a dos carajitas, y que pasó Cristina con una teta al aire. Ah, me acuerdo que también apareció Chruchill y me decÃa ‘lo estás haciendo bien, Hugo’. Eso para mi es un honor, ustedes saben que uno allá en la Academia Militar estudiaba Estrategia Militar, y siempre veÃamos a Churchill. Cuando ya tenÃamos todo listo para comenzar la guerra, estaban los Sukhoi pasando por arriba de Caracas, ¡uff, como roncan esos bichos! y de repente, ya. Me caÃa de la cama, ahà me desperté» dijo Chávez mientras mostraba el chichón que se hizo.
«Â¿A ustedes no les ha pasado que se despiertan en la mitad de un sueño buenÃsimo y ahà mismito cierran los ojos, tratando de agarrar otra vez el hilo de lo que venÃan soñando?. Bueno, me metà en la cama otra vez, muriéndome de ganas de verle la cara a Obama y a Sarkozy pidiendo cacao, pero no pude. SI pellizqué un ratico más, pero no soñé nada. Al menos que yo recuerde» afirmó con humildad el presidente, mientras ordenaba a uno de sus edecanes que le trajera unas panquecas a la cama.